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Renacer entre los escombros en medio de la pandemia del covid 19

Por Valentina Brand García, Jamal Jackaman Gallón, Andrés Mercado de la Ossa

Situación actual de la población de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, en medio de la pandemia del covid 19 luego de enfrentar el huracán lota.

El día 15 de noviembre del 2020 los habitantes de San Andrés, Providencia y Santa Catalina no sabían la forma en que les cambiaría la vida ya que hasta 24 horas antes del suceso se había informado que el huracán sería de categoría 2, pero en la madrugada del 16 de noviembre pasó a ser de categoría 2 a categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson, que mide la velocidad de los vientos. Por su fuerza, el huracán Iota afectó al menos el 98% de la infraestructura existente en la isla de Providencia.

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Providencia luego del huracán  lota.

Foto tomada por: Alexandra Archbold habitante de Providencia, 2020.

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Providencia luego del huracán  lota.

Foto tomada por: Alexandra Archbold habitante de Providencia, 2020.

Según la información presentada en la página oficial de la Unidad Nacional para la gestión del Riesgo y Desastres (UNGRD), de las 1.295 casas evaluadas en Providencia, 78 casas mantuvieron sus cimientos y 596 quedaron completamente destruidas. De las 2.514 viviendas evaluadas en San Andrés, 2.242 tenían las cubiertas afectadas, 187 no presentaron afectaciones y 85 sufrieron colapso total. Así mismo, de las 2.242 casas con cubiertas averiadas, 1.098 tenían daños leves, 810 moderado y 334 severo.

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Infografía hecha por: Valentina Brand. 2021.1

Eilinn Ortiz Fonseca, estudiante de psicología, relata cómo fueron los acontecimientos de este día, habla de las medidas que tomaron ella y su familia, “hubo muchos errores y vacíos en cuanto a la información acerca del huracán, además que las autoridades solo nos manifestaron que debíamos tener a la mano documentos de identidad, agua y ropa limpia, no esperábamos aquel impacto tan fuerte”.

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Eilinn Ortiz Fonseca, habitante damnificada.

Foto tomada por Joel Huffington, 2020.

El huracán no solo afecto a la población en el ámbito económico sino en el emocional y físico, ya que los habitantes quedaron con secuelas, y en el caso de Eilinn expresa que  “no pude dormir bien en aproximadamente dos meses, las pesadillas no me dejaban  y volvía a sentir el mismo miedo de ese día cuando el techo se me caía encima.

En cuanto a las ayudas en San Andrés no se recibieron casi estas, había un grupo en WhatsApp de mujeres que recibían muchas ayudas de personas particulares y con esto sobrevivían, en Providencia no se repartían a toda la población sino a “los mismos de siempre” y hay personas que tenían que pedir para subsistir”.

A partir de lo que relata Eillinn se puede demostrar que las ayudas de las que tanto hablaron en ciertos medios de comunicación, no llegaron a toda la población, dejando a muchas personas con miles de dudas sobre lo que sería de ellas luego de enfrentarse al huracán.

Castañedo Lever May fue otro de los damnificados a causa del huracán lota, narra cómo fue desde su vivencia lo que pasó aquel 16 de noviembre y las medidas que tomó, “principalmente cuando nosotros supimos que el huracán estaba cerca, fue por mi tío que es biólogo marino, él conoce mucho acerca de esto, ya ha estado en varios huracanes y hasta en el mar abierto, entonces él miro el cielo y calculó el viento y dijo “esto es un huracán de categoría 4, así que prepárense porque se va a venir algo fuerte” no pasaron ni 10 minutos después de que él dijo eso y se voló el techo y todos salimos corriendo a resguarnos en la parte del baño y eso fue lo que nos salvó, ya que era la única parte que estaba pavimentada, con concreto, era el área que más resistía de la casa porque el resto de la casa debido a la cultura era de madera, el 80% de las casas son de madera”.

Al hablar sobre los daños psicológicos y físicos Castañedo manifiesta “fue algo fuerte, daños físicos ninguno tuvo, el 90% de la población no tuvo, pero en cuanto a los psicológico fue tu salir y sentir como en las películas que pasan los huracanes y dejan todo el desastre, así se sintió, te da un temor neurológico bastante fuerte, con preguntas como qué va a pasar con mi vida, mi casa y mi familia, es un panorama que

avienta nostalgia y tristeza, daños físicos no tuvimos, todos sin casa pero estábamos bien, nosotros dijimos se fue Providencia, se acabó Providencia”.

También habla sobre la ayudas y menciona que “Al principio cuando pasó todo sí se sintió mucho apoyo y mucha ayuda del presidente y gobernadores, nos traían cajas de comida, resguardos (carpas), incluso nos prometieron un plan del cual el presidente no ha estado muy allegado a eso, pero supuestamente aún están al plazo del que él requiere, que es una vivienda de más 2.000 casas, el movimiento de esto ha sido muy poco, pero se guarda la esperanza de que sigan con las ayudas, ya que ahora no se siente tanto ya que el desastre pasó, algunos con ahorros y ayuda de familiares de otros lugares han podido empezar a construir sus casas, ya que desde la parte gubernamental el proceso ha sido muy lento para algunos que no tienen la capacidad que otros sí”.

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Castañedo Lever May, habitante damnificado.

Foto tomada por: Castañedo Lever May, 2020.

Nuevo comienzo

En enero 2021, arrancó el Plan 100 días para reconstruir el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Esta reconstrucción según un reporte de la Contraloría General va a paso lento, en un balance que dio a conocer el pasado 25 de febrero del 2021 se puede evidenciar que en el momento se han intervenido 215, de las 877 viviendas que se deben reparar en las islas de Providencia y Santa Catalina. No se ha iniciado la construcción de las 1.134 viviendas nuevas. Además, agrega la Contra-

loría “se constató que se han adecuado 47 lotes (demolición y alistamiento) para la construcción de viviendas nuevas y otros 27 predios se están interviniendo para la construcción”. Este organismo también advirtió sobre la necesidad de generar procesos de saneamiento y titularidad predial en las islas para la construcción de viviendas nuevas, a causa de que muchas tierras se han dado por herencia, lo que ha ocasionado que en cerca del 90% de éstos, se ubicaran casas sin contar con una demarcación o documento de titularidad.

Al hablar con Mike Sepúlveda, uno de los arquitectos encargado de la reconstrucción de las casas afectadas por el huracán lota, permite acercarse desde otra perspectiva para saber cómo ha sido este proceso. Cuenta que primero se realizó un censo como primera medida para conocer el caso de las viviendas, ya que algunas lograron quedar de pie, pero cuentan con daños graves. Con esto se espera que para el mes de abril se entregue una parte de las obras que son aproximadamente 400 viviendas de las 877 que tienen contempladas.

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Mike Sepúlveda, arquitecto.

Foto tomada por: Jhay Gordon, 2020

“Son 142 que se están interviniendo de las cuales 400 deben ser terminadas en el marco de 100 días como lo anunció el Gobierno. En cuanto a la preservación de la arquitectura tradicional y para seguir conservando ese modelo, se llegó a un acuerdo con la comunidad, manteniendo la misma arquitectura tradicional pero esta vez con materiales más seguros y duraderos”.

Mike manifiesta que “la idea es brindarle a la comunidad una mejor calidad de vida, de forma segura y con una mayor comodidad. Sin embargo, hay casas que no solamente requieren una reparación, van a necesitar una demolición para ser construidas nuevamente”.

Se puede evidenciar que las personas encargadas de este gran proyecto, además de mejorar la calidad de vida de la población afectada, respeta la tradición y cultura que hay en estas islas.

Por otro lado, en una entrevista con Navil Jamal Jackaman Alí, presidente del grupo Rotary en San Andrés, explica que la situación de recuperación en estos meses en las islas han sido muy fuertes ya que las devastó, “encontrarse en la mitad del océano es muy complicado para la recuperación, se gestionaron ayudas de muchas partes del mundo y de Colombia, hay muchas casas que lograron quedar de pie con techo, pero la realidad es que hay más de 1.300 que hay que construir desde cero, va a ser un tiempo largo, se estima que más o menos se demorará entre un año y medio o dos la recuperación completa de las viviendas, mientras tanto algunas personas han estado sufriendo las inclemencias del tiempo, por temas de lluvias y vientos”.

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Navil Jamal Jackaman Alí, presidente del grupo Rotary.

Foto tomada por: Jamal Jackaman Gallón, 2021.

Rotary es una de las ONG más grandes del mundo, que cuenta con 1´500.000 socios activos en todo el mundo y se basa en ciertos lineamientos para llevar ayuda a la comunidad no solo en desastres sino en ayudas y actividades cotidianas de las personas. Esta entidad a partir de una asamblea decide ayudar a las islas Providencia y Santa Catalina con dos de sus avenidas más importantes; la primera a llevar el agua potable a la población, un bien preciado por todos “sin agua no hay vida”.

Expresa que “estamos instalando una planta de agua de 250.000 litros de agua consumibles, se tiene presupuestado que para la semana del 29 de marzo del 2021 sea entregada, aunque ha sido complicado debido a que mover una planta tan grande a la isla, nos ha llevado hacer muchos movimientos de logística, pero sentimos la satisfacción de ayudar a más 6.000 mil personas que viven en las islas. En cuanto a la segunda actividad se trata del medio ambiente, intentamos ayudar a otras entidades gubernamentales y de orden social en la recuperación del ecosistema marino y de la flora de las islas, haremos un invernadero para hacer lo mencionado anteriormente, sembraremos árboles autóctonos y frutales para lograr patios productivos en las casas de cada persona del archipiélago, y además sembraremos corales”.

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Navil Jamal Jackaman Alí y Camilo Hernández.

Integrantes del grupo Rotary.

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Planta de agua de Providencia.

Foto tomada por: Jamal Jackaman Gallón, 2021.

Jackaman nos expresa que “En cuanto a sí Providencia y Santa Catalina se recuperará, la respuesta es claro que sí, la naturaleza es sabia y así cómo golpeó también le dará la 

oportunidad de volver a renacer, de volver a ser verde, llena de árboles y con un mar recuperado, esperamos que las personas tomen conciencia de cuidar el ecosistema”.

Tanto el presidente del grupo Rotary como su equipo, buscan que haya una mejoría constante en todos los ámbitos de las islas, sus acciones son muestra de ello, y al ser un proceso tan  largo se debe  contar con personas que estén al margen de la situación y puedan brindar a la población seguridad.

Eduard Martínez Whitaker, nativo y habitante actual de Providencia, manifiesta su punto de vista acerca de cómo ha sido el proceso de reconstrucción, relata “soy un sobreviviente al huracán lota, que golpeó fuertemente la isla de Providencia el pasado 16 de noviembre del año 2020. La reconstrucción de la isla es un proceso muy lento, eso no es algo que tomará meses, es algo que va a tomar años para que Providencia esté otra vez al 100% e incluso mejor de cómo estaba antes. Siendo directo, la reconstrucción de la isla la veo muy lenta, aunque es algo que toma tiempo, es muy difícil para el gobierno  atender todas las casas y las personas al mismo tiempo, se está haciendo de manera gradual. Con respecto a mi casa gracias a Dios no tuvo un impacto fuerte como el de muchísimas personas, ya afortunadamente al día de hoy 17 de abril del año 2021, mi casa otra vez tiene techo”. 

También habla acerca del apoyo por parte del gobierno “ yo siento que el gobierno tanto municipal como departamental y nacional no se han puesto en la tarea de un 100% de tratar de acelerar el proceso de reconstrucción, como bien dije en la nota anterior esto es un proceso que se va a tardar años, yo estimo aquí un cálculo por encimita como en 2 años y medio, sino es 3, si lo aceleran de pronto en 2 años y medio la isla ya puede estar en un 100% de nuevo. Pero sí, ha habido mucha negligencia de parte del gobierno o lo hubo a los primeros días. Sí tú has visto noticieros o has visto redes sociales te pudiste dar cuenta de cuánto tiempo se demoraron en llegar las ayudas, la gente mojándose. Comida nunca nos faltó eso es cierto, pero de todas formas de qué sirve uno tener una comida, sí mucha gente estuvo por casi mes y medio 

sin techo, sí,  eso es negligencia por parte del gobierno nacional, eso fue lo primero que debieron haber hecho, empezar a reconstruir las casas. Las ayudas y las comidas se lo agradecemos muchísimo pero primero yo pienso como isleño que debieron empezar primero con las casas o simultáneamente las casas y las comidas”.

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Eduard Martínez Whitaker habitante actual de la isla de Providencia.

Foto tomada por: Dagoberto Whitaker, 2020.

Actualmente hay personas que siguen viviendo en carpas, deben esperar a que construyan sus casas, muchas de ellas viven entre la incertidumbre de cuándo llegará el momento de tenerlas, sin embargo, como lo mencionó Eduard es un proceso lento.

Yuliana Vélez Arango en el mes de marzo del 2021 viajó a San Andrés con fines turísticos, habla acerca de cómo fue su experiencia en tiempos de pandemia y luego del huracán lota. “No hubo ninguna restricción por lo del huracán lota, lo que sí se veía eran calles muy destrozadas, se destrozó un muelle completo. Las casas ya estaban muy recuperadas, los isleños eran súper bien, nos gustó mucho San Andrés”.

Relata que sí había muchas restricciones pero no por lo del huracán, “estaban arreglando muchas partes, se veía cómo sí  ellos mismos estuvieran recuperando las casas. Habían restricciones de los muelles donde uno se sumergía, todo era muy normal pues ellos alcanzaron a recuperarse mucho, o sea gran parte muy rápido, entonces todo fue bien”.

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Yuliana Vélez Arango, visitante de San Andrés.

Foto tomada por: Yuliana Vélez Arango, 2021.

Después del huracán lota, San Andrés, Providencia y Santa Catalina no volverán hacer las mismas, lo que sí se puede deducir es que con estas nuevas viviendas en las cuales se respetaron sus arquitecturas tradicionales, se lleve más beneficios a la población y al turismo de este lugar.

Estas islas que son uno de los lugares turísticos más importantes de Colombia lograron sobrevivir a la pandemia y ahora al huracán lota, son personas resilientes con mucho por ofrecer, que día a día se recuperan no solo económicamente sino emocionalmente, puede que por muchos años algunos sigan con secuelas, por eso se necesita brindar a la comunidad una ayuda psicológica, para que aquel 16 de noviembre del 2020 no los afecte de una forma tan negativa.

Este es un tema el cual debe llevar una constante indagación, ya que es un proyecto que durará aproximadamente 2 años, en este proceso pueden pasar cosas positivas o a su vez cosas negativas, se debe estar al tanto de cada participación y ayuda que llegue a las islas.

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